Amistad

24 mayo 2009


“La amistad dobla tus alegrías y divide tus penas”, reza el papel que lleva en la frente la mujer de la imagen. Pero, ¿qué sucede cuando la premisa es la inversa, y dobla nuestras penas y divide nuestras alegrías?

Toda relación implica sufrimiento, pero este dolor tiene como fin fortalecer la amistad, aunque a priori la debilite o la haga tambalearse. Son ya demasiadas decepciones y mucho dolor que no llega a ninguna parte. La amistad hay que cultivarla, cuidarla y sacrificarse por sacarla adelante. Esto es un proceso bidireccional que necesita de ambas partes para llevarse a cabo.

Últimamente no paro de darle vueltas a por qué hay gente que se empeña en hablar de amistad cuando únicamente tienen por ofrecer mentiras, falsas sonrisas y sufrimiento gratuito sin sentido. No me sirven fútiles palabras que no toman forma y cuyo único propósito son avivar la llama de la duda y el desánimo.

No obstante, este tipo de gente no son más que una página a arrancar del libro que conforma nuestra vida, sin rabia, sin rencor, pero con la tranquilidad de saber que no vale la pena y de sentirnos libres, felices.
Todo lo escrito es propio, personal e instransferible. Sólo el hecho de compartir mis pensamientos y experiencias con todos vosotros, amigos, ya es satisfacción suficiente. Gracias a todos por vuestras visitas y comentarios.