Del final al principio

24 septiembre 2010
- Este silencio me encanta, hay momentos en los que sobran las palabras, le dije al final mientras su cabeza yacía en mi pecho y le acariciaba el pelo con la delicadeza de quien trata con algo frágil y a la vez hermoso.

Siempre me ha encantado que las cosas surjan de forma espontánea. Resulta más sencillo vivir cada segundo con intensidad cuando no tienes nada planeado de antemano, cuando no esperas nada de la vida. Entonces todo lo que llega es bienvenido, aceptando todo lo que el universo te ofrece, sabiendo que cada instante depende únicamente de ti y que nada ni nadie puede estropearlo.

Fue en aquel instante en el que mi cuerpo, bajo una luz tenue se fundía con el tuyo, cuando verdaderamente comprendí que el único obstáculo hacia la alegría está en mi mente. Me sentí tan insignificante, tan fundido con la vida y la muerte que no quería escapar de ese momento.

Me pareció curioso que al principio me preguntases -¿No te sientes sólo?, mientras echabas un vistazo al salón de mi casa. La palabra soledad casi siempre ha sido malinterpretada. Todos en un momento u otro necesitamos estar solos, y nada tiene que ver con aislamiento, depresión o tristeza. Mas bien significa bienestar con uno mismo, meditación, llenarse de amor y de alegría, porque sólo quien rebosa amor es capaz de compartirlo.
Todo lo escrito es propio, personal e instransferible. Sólo el hecho de compartir mis pensamientos y experiencias con todos vosotros, amigos, ya es satisfacción suficiente. Gracias a todos por vuestras visitas y comentarios.