Sólo son vidas

06 agosto 2008

Voy a narraros o describiros mi primera experiencia seria e individual con un vagabundo de mi barrio. Mi objetivo inicial era el de intentar invitarle a un bocadillo y a una bebida, y de paso que me explicara el porqué de su situación. Soy bastante tímido en general, así que me costó mucho acercarme y sentarme en el mismo banco (tal y como se muestra en la foto, yo me coloqué a la izquierda).



Me asaltaban muchísimas dudas tales cómo ¿y ahora que le digo? ¿pensará que actúo por un sentimiento de lástima y me dará de largas? Al final me armé de valor y le pregunté su nombre. No me contestó. Le pregunto su edad y me dice que no se acuerda. Fueron sus únicas palabras. Aprovechando que tenía un periódico en la mano, le animo a que comentemos juntos la noticia de la portada. Pero nada de nada. Se muestra esquivo, reacio, ignorándome como si yo no formara parte de su mundo. Él, impasible, observa a la gente ir y venir. Despreocupado de todo y de todos, se limita a observar lo que le rodea cual sujeto pasivo. No obstante sigo preguntándole sobre el tiempo, pues hacía mucho calor, pero ahora me da la espalda, quizás como el mundo o Dios se la haya dado a él. Camina siempre junto con un carro de la compra lleno de sus pertenencias. Es todo lo que tiene, aunque puede que no necesite más. Dubitativo, me pregunto si el infeliz y el que no aprecia lo que tiene seré yo. No logro comprenderle, dado que nunca he estado en su situación.

La gente pasa y ni le mira. O dicho de otro modo, se sorprenden de mis infructuosos intentos por conversar con él. Todos somos alguien, tenemos un nombre, un pasado y la amistad y la bondad no entienden de pobreza o de riqueza. Como decía el escritor William Blake: “la piedad no existiría si no hiciéramos a nadie pobre”.


Siempre me ha llamado la atención la frivolidad al narrar una tragedia en las noticias (se han perdido "x" vidas en un atentado o guerra…) o peor aún, nuestra impasividad ante tal acontecimiento curiosos en el sofá de casa por conocer la siguiente noticia. Que más da, si sólo son vidas.

Consciente de que lo único que no ha perdido todavía es su libertad, y entendiendo que mi presencia le incomoda, desaparezco para volver a casa triste reflexionando sobre lo ocurrido.


3 comentarios:

Unknown dijo...

Muy bueno Joan. Hace tiempo que quisimos acercarnos a alguien asi para aprender mas de nosotros mismos. Fijate en que el no necesitaba hablarte, no necesita la compañia. Ha aprendido a vivir consigo mismo sin la ambicion que tenemos nosotros de tener cosas y de poseerlo todo. Algunos, cuando se alejan de la gente, se vuelven locos; otros, se hacen mas sabios. Animo para escribir mas experiencias!!

alextomy dijo...

Qué poco nos solemos preocupar de los demás, creo que es una inquietud interesante, lo malo de sus vidas es que los hace protegerse de algo deintencionado, o un suceso en su vida los ha cambiado tanto q los ha llevado a ese estilo de vida que algunos como en tiempos de romanticismo pensaron que el vivir era un ir muriendo. Congratulations por vencer ese miedo, pero cuidao con lo inestable!!

Un saludo,

Alex

La Guardiana Del Oráculo dijo...

yo simepre cuando he visto a vagavundos me he preguntado que esperaran de la vida, si tendrán sueños, si tendrán nostalgías de ayer...Tantas horas para pensar allí sentados como si no existiera el pasado, como si no existiera el presente..
Efectivamente todos somos alguien, pero eso no le determina nuestro nombre ni nuestra edad, cuando me siento en la gran ciudad y veo pasar a las personas en sus caminar es como si su vida penetrara en mi piel, y sin saber nada me impregno de algo que me hace sentir que debajo de la piel, detrás de los ojos, entre oido y oido hay mucho más que emociones, que sentidos...
en fin, un beso

Todo lo escrito es propio, personal e instransferible. Sólo el hecho de compartir mis pensamientos y experiencias con todos vosotros, amigos, ya es satisfacción suficiente. Gracias a todos por vuestras visitas y comentarios.