David era un chico normal, con mucho sentido del humor, amigo de sus amigos, y responsable en su trabajo. Estaba enamorado de Cristina, una de sus mejores amigas. Le encantaba su manera de ser, su sonrisa contagiosa, su pelo fino y sedoso, sus ojos color miel,... Sin embargo, y a pesar de que cada noche se repetía que mañana lo hablaría con ella, en el momento de la verdad le invadía el pánico y lo dejaba estar.
Cristina era una mujer inteligente, muy trabajadora, con un humor un tanto variable, pero con gran corazón. Tenía novio pero se sentía atraída hacia David, para ella un amigo insustituible. Por un lado no se atrevía a acabar con su actual relación, mientras que por el otro era incapaz de aceptar y confesar lo que sentía por David.
Cuando estaban juntos el tiempo pasaba rapidísimo, se sentían felices. A pesar de que tenían claro que merecía la pena intentarlo, ninguno se atrevió a exteriorizar sus sentimientos, o lo que es peor, ninguno aprovecho la oportunidad para ser feliz con la persona que realmente amaba.
Cristina era una mujer inteligente, muy trabajadora, con un humor un tanto variable, pero con gran corazón. Tenía novio pero se sentía atraída hacia David, para ella un amigo insustituible. Por un lado no se atrevía a acabar con su actual relación, mientras que por el otro era incapaz de aceptar y confesar lo que sentía por David.
Cuando estaban juntos el tiempo pasaba rapidísimo, se sentían felices. A pesar de que tenían claro que merecía la pena intentarlo, ninguno se atrevió a exteriorizar sus sentimientos, o lo que es peor, ninguno aprovecho la oportunidad para ser feliz con la persona que realmente amaba.
0 comentarios:
Publicar un comentario